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En el lio de ser madre.

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DOCE MESES

Doce meses, esos son los meses que ya han pasado. Hace doce meses me desperté y noté que algo raro me ocurría, era tu momento, me avisabas que ya era la hora, y así fue, a las 18.30H de un miércoles 5 de febrero, te tuve por primera vez entre mis brazos.

Pequeña, delicada, frágil y algo amarilla, llegaste a este mundo, para convertirte en la muñeca de la casa.

Doce meses, que me han pasado tan rápido, que no sé si te he disfrutado lo suficiente, si has recibido los besos, abrazos y mimos que necesitabas, si la atención ha sido la merecida.

Doce meses, buscando un orden y un equilibrio que no llega, la “bimaternidad”, se hace más complicada de lo esperado.

Doce meses, en los que no me canso de contemplar tus ojos negros, tus pequeñas manos, en los que nos has regalado un sinfín de sonrisas.

Doce meses, sin apenas dormir, sin ver la televisión, meses, de pañales cambiados, de descubrir el mundo del biberón, de la vuelta a los purés, de los ajustes de horarios, de juguetes por todos lados, de cansancio acumulado, proporcional a la alegría que tu presencia nos proporciona.

Un año, un año a tu lado, te has ganado tu sitio en nuestro hogar, nos enamoras con el brillo de tu mirada, nos has demostrado que el amor no se divide entre hermanos, sino que se extiende, y aumenta y aunque a Tenedor le cueste no ser el protagonista de la casa, te adora, como todos nosotros.

Felicidades mi pequeña, gracias por ser tan bonita, tan tierna, tan divertida, tan alocada, tan espontánea, gracias, por darnos la oportunidad de volver a sentir la ternura de un bebé, la aventura de volver a empezar, la emoción de crecer juntos…gracias por tanto amor.

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My world is pink

Estos cuatro últimos años, mi mundo se ha vestido de muchos colores, verde, azul, amarillo, naranja, marrón, , rojo (el favorito de Tenedor), pero me faltaba uno, que ahora gracias a la llegada de Cucharita a nuestras vidas, ha cobrado protagonismo: ¡el rosa!.
Nos hemos empapado de rosa, rosa alegre, rosa vida, rosa divertido, rosa fresco, rosa femenino, rosa vida, rosa dulce, rosa atrevido, rosa , rosa y más rosa.
Por eso, este ha sido el color, que he seleccionado para mi Bugaboo, un rosa con el que pasear con cucharita, por ciudad, monte, playa, sin que nada se nos resista…
Como de pequeña me encantaba jugar con los playmobils, he elegido que ellos me acompañen en mi moodboard, y entre todos, las he escogido a ellas, la de los cuentos de hadas, las que te hacen soñar con un final feliz, con historias mágicas, las que mantienen con vida la niña que llevo dentro, de hecho sigo coleccionándolas como podéis apreciar.

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Acompañado de unos dulces, mi otra perdición, y la suavidad de un peluche, porque para que tu mundo sea rosa, se necesita: amor, dulzura, imaginación, cuidar los pequeños detalles, disfrutar de los momentos que te regala la vida,  pintar de color los días que se presentan oscuros, no rendirse y creer que mañana puede ser mejor.

Aquí os dejo mi moodboard cargado de intenciones, magia y con ganas de que ese Bugaboo rosa, nos acompañe a cucharita y a mí en las aventuras que nos quedan por vivir:
#quieroserembajador #atodocolor

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¡COSAS QUE NUNCA SOÑÉ!

Cuando eres pequeño, sueles soñar con lo que te gustaría ser de mayor, vas imaginando como visualizas tu vida con veinte,  treinta años, y todo,  te parece muy lejano.

Mientras mis amigas soñaban con un buen trabajo, encontrar pareja, y formar una familia con hijos incluidos, yo lo hacía con escenarios de teatro, giras por España, los días en que estaba más positiva, incluso con dar el salto a la gran o pequeña pantalla. No contaba,  con encontrar  una relación estable, pero si amores fugaces e intensos…Y ser madre, no entraba en ninguna de las ecuaciones…

Pero la vida es caprichosa, y sin saber cómo, ya estás en la treintena, y poco de lo soñado ha acontecido…sin embargo contra pronóstico, encuentras a una persona con la que formas una pareja, una,  que a pesar de no tener instinto maternal, consigue que desees tener un hijo con él, y ante la cara de asombro de todos los que te conocen, te conviertes en la madre que nunca soñaste.

Y en el instante,  en que tienes a ese pequeño ser entre tus brazos, sabes que estás perdida para siembre, que a partir de ese momento, se convertirá en el centro de tu vida, que su sonrisa curará cualquiera de tus males, y que ya no concibes,  tu existencia sin su presencia.

Y después de un embarazo de nauseas y mareos durante  40 semanas, años sin dormir, y todo lo que conlleva la maternidad, ni te planteas un segundo…pero de repente miras a tu pequeño, ya no tan pequeño, y te viene a la cabeza, la absurda idea de que necesita un hermano, y llevada por una extraña enajenación maternal, decides lanzarte a por ello…

Y aquí estoy, cerca de los cuarenta, con un maravilloso hijo de tres años, que no cambiaría por ningún escenario del mundo, con  una barriga de 17 semanas, con mareos y nauseas  contantes, y en una tesitura, en la  que hasta el agua me da asco, pero feliz y encantada con esta vida que nunca soñé… y aunque siempre seguiré soñando para no perder la ilusión, he aprendido, que a veces, lo que no sueñas, se convierte en una estupenda realidad.

To night, to night….

Parece  obvio que las noches to night, to night, al estilo anuncio de cerveza,  con sabor mediterráneo, pasaron a la historia…si es que alguna vez tuvieron lugar.

La veladas,  hasta altas horas de la madrugada, como si no existiera un mañana, no ven la luz a menudo, porque una , no puede olvidar que si existe un mañana, uno duro, uno,  de no poder dormir, de obligaciones…

Así que las noches locas,” haberlas  haylas”, como las meigas…pero no siempre se ven….hay que cazarlas al vuelo…pero cuando ocurren, sientan como una ducha fresca, en plena ola de calor…

Hace no mucho, disfruté de una de ellas, el motivo (ahora, es imprescindible, que haya motivo, sino de qué, vamos a salir…) la despedida de soltera,  de dos…si dos compañeras de trabajo, dos,  que en breve, dirán un: si quiero!

La temática: Grease, y como hace mucho calor, en lugar de las monísimas chaquetas rosas de las  Pink  Ladies, nos hicimos unas camisetas, que como ya no le tengo miedo a nada, y tras charlas con  la “madre novata”, y después de leer el post sobre ello de  d  “chica perika”, decidí hacerlas yo misma…Así que ahí estaba el clan de las chicas malas, para darlo todo:

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Empezamos la noche, con un tuppersex  de la mano de: FEMXY, pasamos un rato muy divertido, aprendiendo y profundizando en el sexo y sus posibilidades…

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Después a cenar, como no podía ser de otra manera, el lugar elegido, uno de comida americana de los años 50, el: Urban Diner.  Puede que haya sitios de esta temática con una decoración más lograda, pero en cuanto a la comida, y al servicio, nada que objetar, de sobresaliente.

Llegamos a las 23.45, cuando cerraban  a las 24.30h, a esa hora,   estábamos pidiendo el postre, y solo recibimos sonrisas, y derroche de simpatía por parte del personal, recomendable sin duda.

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Y para bajar la cena: a bailar!!, escogimos : “El Héroe”, un garito cerca de Antón Martín, de música de los años 80, me conocía las canciones,  me sabía las letras, un sitio donde no me sentía obsoleta y desconectada del mundo actual, un sitio, donde pasar desapercibida, donde parecía una más, no me sentía fuera de lugar: yeahhh,a  darlo todo!, todo,  hasta que cerró, y fue la señal inequívoca,  de que había que regresar al hogar, de que debía dormir, para intentar ejercer de madre al día siguiente.

Una noche estupenda, ahora desearles a mis compis, un día de boda único, y un matrimonio, largo y feliz.

Yo como buena madre, y contra pronóstico, me levanté pronto, y llevé a Tenedor, al evento de Madresfera en Grey Elephant,  con Boing, y la serie: Thomas y sus amigos…él se lo pasó genial, y yo aguanté el tipo…eso sí, por la tarde, tuve que echarme una siesta…una,  ya no está para tanto trote…

PD: Añadiré que por la noche  me fui de cena con amigos…para que luego digan…

Tenedor dice…

Como ya sabéis,  mi blog  va a su libre albedrío, no sigo un orden, no tengo secciones, escribo por impulsos, de lo que me apetece y cuando me sale.

No me organizo, ni tengo Excel, ni programo, mi relación con SEO es nula, con Google a distancia, pero toda norma tiene su excepción, así que siguiendo el consejo de mi gran amiga “E”, que siempre me dice, que tengo que escribir palabras, frases, ocurrencias de Tenedor en un cuaderno, porque  luego se olvidan, y son un bonito recuerdo para un futuro, he decidido inaugurar la primera sección, de este, mi blog…

Una,  donde dejar la huella, de aquello que dice mi pequeño, así al menos queda algo para la posteridad…porque soy poco constante para ir recopilándolas en un cuaderno…

Hoy por ser el primer día, voy a dejar dos, que llevo retraso:

Situación A:

Jugando con una pistola  de agua…

Tenedor: mira mamá, te “pistoleo”.

Situación B:

Momento de ir a dormir.

Yo: venga a dormir, que ahora vengo…

Tenedor: Mamá ven…solo un ratito…

Yo: iré cuando estés callado y dormido…

(15 segundos después…)

Tenedor: Mamá, (en susurro…) ya estoy callado, y dormido… ¿vienes?…

¡Las excursiones del cole!

De pequeña me encantaban las excursiones del colegio. Estaba esperando todo el año ese momento.

Recuerdo llegar a  casa,  con el papel que mi madre debía firmar autorizando mi asistencia, y yo lo devolvía firmado, con una sonrisa, y las pesetas correspondientes. Como preparaba la mochila para tal ocasión, que normalmente consistía en:

Dos bocadillos, solía ser uno de chorizo (por aquella época me encantaba, y me los comía sin remordimiento alguno), el otro de jamón serrano con tomate y aceite. Una bolsa de patatas, zumo, agua y algo de postre.

La noche anterior apenas dormía, recuerdo como nos organizábamos para el autobús, era muy importante elegir a tu compañera de viaje, que era siempre una de mis mejores amigas. Recuerdo como me tiraban del pelo, desde el asiento de atrás, era siempre, un chico.

Los viajes eran a ritmo de: “vamos a contar mentiras tralalá, vamos a contar mentiras….” y  otras de la época, mientras las profesoras nos gritaban, que no nos pusiéramos de pie.

No se me olvida el trozo de pan  que le llevé a mi madre hecho con mis manitas, ni la vez que monté en un pony, en otra ocasión fui a la fábrica de vidrio, y me lleve un suvenir de regalo.

Tampoco olvido, la visita a los “Talayots”, o al Santuari  de LLuc…destinos obligados de mi Isla. Cómo caminábamos felices por el campo, como nos reuníamos en grupos,  bajo un árbol,  para comernos nuestras suculentas provisiones, después del esfuerzo realizado.

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El camino de vuelta, ya cansados, felices y comentando las anécdotas del día.

A mi madre esperando ansiosa, a que llegará el autobús, como me abrazaba fuerte, como si llevara mucho sin verme, como me acribillaba a miles de preguntas sobre todo lo que habíamos visto y hecho. Como yo relataba mi historia  y le enseñaba las cosas que había traído, en ocasiones ya algo más mayor, me compraba una cámara desechable de doce  o veinte cuatro fotos, que sacaba con mimo, esperando que se revelaran todas correctamente.

Esa noche,  caía rendida en la cama, soñando con todo lo acontecido.

Y ahora,  le toca a Tenedor, ahora,  soy yo la madre. Ya no existe autorización, te informan por una plataforma digital, y si el niño lleva el sobre, ahora con euros, es que das tu consentimiento.

Ahora,  soy yo , la que dudo si dejarlo ir, es tan pequeño, pero ¿ como voy a privarlo de pasar un día con su amiguitos, haciendo algo diferente?

Ahora,  es él, el que se va a la granja, y vuelve con una maceta para mí, una sonrisa de oreja a oreja y muchas cosas que contar. Ahora,  soy yo, la que espero emocionada a que llegue, la que le realizo mil preguntas sobre lo que ha hecho, él, quien contesta emocionado, y enumera una y otra vez todos los animales que ha visto.

Soy yo,  la que no me canso de escucharlo, a la que se le hace un nudo en el estómago, pensando que tiene que coger un autobús, pensando en qué hará, pensando en que todo saldrá bien.

Ahora,  es él, quien crece, quien experimenta, y descubre, y yo, la que espero con los brazos abiertos, a que regrese, sano y salvo, y me lo cuente todo.

 

 

La distancia, no es siempre el olvido.

Dicen,  que la distancia es el olvido, pero por suerte, siempre hay excepciones que confirman la regla.

Mi madre se marchó muy joven,  de la tierra que la vio nacer, regresó al país de sus padres, a muchos kilómetros de todos los suyos, en busca de una vida mejor, de oportunidades para ella, y sus tres hijos, nosotros….

Pero me consta,  que nunca olvidó a los seres queridos que dejó a tras, a su único hermano, y a su dulce madre.

Por aquel entonces, yo era una niña,  y no pude comprender en toda su dimensión, el vacío que ella podía sentir, lo que podía echar de menos a su familia.

Yo crecí sabiendo de mis tíos, primos y abuela por lo que me contaba mi madre, y por mis vagos recuerdos.  Dos llamadas al año nos acercaban a su realidad, poniéndonos al día de lo que nos había pasado en esos meses, en breves minutos.

Un día, llegó la triste noticia, de la pérdida de mi abuela, hoy sé,  que no consolé lo suficiente a mi madre, supuse,  que como ella era mayor, no sentiría tanto esa ausencia, ¡qué equivocada estaba!

Años después,  cuando la vida,  me arrebató a la mía, comprendí, que no hay edad,  que  te prepare para vivir sin una madre, y allí estaba yo, huérfana, con treinta y pocos años, asustada, perdida y con un vacío tan grande, que tres años después,  apenas he conseguido llenar.

Tuve que llamar  a mi tío, para darle tan triste noticia, sentí a través del auricular su  voz quebrada, su llanto, su impotencia, su dolor…El sueño de reunirse, de volverse a ver, se había roto, y sin saber cómo, lo hice mío, me dije que yo,  debía encontrarme con mi familia, por mi madre, por mi tío, por mi, por todos…

Desde entonces, he mantenido el contacto por Facebook, y email con mis primas, nos hemos resumido,  lo más relevante de nuestras vidas en estos años, hemos querido empaparnos con nuestras historias,  para sentirnos más cerca.

He podido ver fotos del cumpleaños de mi tito, 80 añazos, feliz, con una gran sonrisa en el rostro, y como cada Navidad, hablé con él,  para desearle un feliz 2013, me pidió que la próxima vez, pusiéramos una cámara, para vernos la  cara, para disminuir la distancia…y en eso quedamos….

Hasta que la semana pasada, recibí la triste noticia, de que también él, nos  había dejado…, unos días antes  de la fecha  de mi madre, y todo se juntó,  mi corazón entristeció, las lagrimas invadieron mis ojos, la frustración se apoderó de mi,  porque yo tampoco,  iba a poder cumplir el sueño de mi madre…aunque ahora, quizás ellos,  se junten, allá donde estén…

Y si, es posible llorar por la pérdida de  familiares que hace 20años que no ves, porque con ellos se va la esperanza del recuentro, de poder abrazar a una parte de ti, de que la distancia no es el olvido…

Y querida familia, quizás un día podamos reunirnos, charlar cómodamente  con un café, mate o lo que se tercia, escuchar nuestras voces a corta distancia, sentir el calor de la compañía, y terminar lo que nuestros padres no pudieron hacer.

 

¿ Señora o señorita?

Hay un momento de inflexión en la vida, surge de repente, sin avisar, sin que te des cuenta.

Un día cualquiera, haces lo mismo de siempre, a la misma hora, pero de repente, escuchas una voz que te dice: “Señora”….¿¿¿¿QUÉ????, ¿¿¿SEÑORA???, te das la vuelta y una cara sonriente de un chico de unos veinte años,  te está mirando…

Después de eso, nada es igual, es como cuando Mátrix se actualiza, nadie lo percibe, todo parece en su sitio, y sin embargo todo ha cambiado, la programación interna ha sido modificada, la vida continua, sigues con la rutina, pero la ecuación ya no da los mismos resultados, las premisas han variado.

Estoy en una época de mi vida, en la que ya no soy joven para hacer ciertas cosas, pero tampoco, mayor para muchas otras, se podría decir,  que me hallo en el LIMBO de la edad.

Puedo seguir haciendo cosas que hacía  a los 20, pero no me recupero igual, y el pensamiento del día siguiente me acompaña.

Canto con alegría las canciones de los 80, mientras mi compañera veinteañera ni las conoce, y baila la canción del verano, que yo,  ni si quiera sabia cuál era, ni de qué verano!

Todavía,  no tengo prendas de ropa prohibidas, pero si algunas,  con las que ya no me encuentro cómoda  y pienso que ya no me pegan.

Guardo recuerdos,  que pueden empezar con frases como: ¿te acuerdas hace veinte años?

Sigo soñando con conseguir nuevas metas, pero cada vez con los pies más en la tierra, vuelo casi a ras de suelo.

Lo de: tengo que empezar a cuidarme, tiene que ser inmediato

La espontaneidad de los actos, ha pasado,  a tener que ser  planificada con antelación.

Los viajes nos son con mochila e improvisando, sino con un montón de cosas, sin las que crees, que tu pequeño no va  a sobrevivir, y la comodidad,  tiene que ir en el lote.

Puedo hacer un resumen de mi vida, y pensar,  en las cosas que se quedaron en el tintero, y que  ya,  no dan a lugar en mi situación actual.

No puedo hablar de arrugas, pero sí de  aparición de “líneas de expresión”, y más canas de las que me apetecen.

Todavía alguien,  se puede fijar en mí, pero el mercado está muy difícil, así que me alegro de tener pareja, una familia.

Quiero  seguir avanzando, aprendiendo, pero la falta de tiempo juega en mi contra.

Si no has hecho, lo que se supone que deberías haber hecho, ya a tu edad, la gente, te pregunta, y no sabes que responder.

Me sigue gustando Hello Kitty , y las Kimmidoll, aunque intente llevarlas con más disimulo.

Lloro  y me emociono, con las películas y libros como antes, aunque intente ocultarlo.

Sigo  con energía e ilusión, pero sé,  que no es la misma,  que cuando el mundo era un lugar por descubrir.

La crisis de los cuarenta acecha en cada esquina.

Quiero aprovechar lo que me queda, porque veo como la juventud se aleja.

Me planteo quién soy, a dónde voy  y si he hecho con mi vida, lo que de joven, planeaba con mis amigas en pijama, mientras comía chocolate.

Echo de menos la pasión de los primeros besos, aunque ahora tenga la experiencia de los años.

Lo de: “deja para mañana lo que puedas hacer hoy”, nunca fue una buena idea, ahora menos.

He cambiado lo de querer comerme el mundo, por  intentar que él no me coma a mí.

Y muchas más, que me reservo,  para el momento en que los cuarenta, caigan sobre mí.

Mientras, si me encuentras por la calle, y me reconoces,  ante la duda, SIEMPRE: ¡SEÑORITA!

 

 

 

 

 

 

Cuando tomar un café, era, tomar un café.

Recuerdo yo, aquellos tiempos en los que ir a tomar un café con una amiga, era sinónimo de tarde tranquila, de conversaciones sin fin, de confesiones, complicidad, risas, y si era menester alguna lágrima, en este último caso, el café debía ir acompañado necesariamente, de un trozo de pastel, a ser posible con mucho chocolate.

Era sentarse cómodamente, en una silla de una cafetería mona, divagar sin prisas, saborear el café caliente, sorbo a sorbo, en invierno, mucho mejor, porque además servía de estufa para las frías manos…Era un momento para relajarse, liberar tensiones, olvidar todo, y disfrutar de ese instante compartido.

Creyendo que las cosas no cambian, decidí ir a tomar un anhelado café, (para estos casos, se aceptan también infusiones), con una gran amiga, que se ha trasladado al extranjero, y que por suerte, hacía parada en Madrid.  Una ocasión estupenda, para sentarnos, charlar, compartir sus primeras impresiones de su nuevo destino, contarle como sobrevivo yo…

Llegué al lugar de la cita, con Tenedor de la mano, con mucho sueño, pero empeñado en que no quería dormir la siesta. Después de besos, abrazos, nos acomodamos en las sillas, el peque empieza a quejarse de que quiere el mismo sillón que yo, se lo cedo, y decido acercarme a la barra a pedir. Antes de irme, me pide su zumo, lo saco del  bolso y se lo doy.

Mientras estoy en la barra, mi amiga pide un montón de servilletas, (eso nunca es buena señal), cuando regreso a la mesa, con las bebidas calientes, veo, que parte del zumo, ha caído al suelo, en la chaqueta…respiro hondo.

Tenedor quiere poner el azúcar a mi acompañante…venga, dos sobres (espero que le apeteciera tomarlo dulce). Después, mientras intentamos entablar, algo parecido a una conversación, el niño, decide, medio tirarse por el suelo, si, en ese, donde hacía unos instantes había derramado un pegajoso líquido, lucho para convencerlo de que suba a la silla.

Intento retomar el hilo de nuestro diálogo, bueno, más bien, monólogo, yo apenas puedo intervenir con palabras sueltas, mientras  impido, que tire la mesa, y todo lo que esta sujeta, procuro  que  se siente en la silla, deje de gritar para llamar mi atención, y como además hemos decidido, sentarnos en una segunda planta, al lado de una barandilla, un lugar ideal, para que los dinosaurios, paseen al borde del abismo…a punto de caer…

Ya, no me preocupa solo, la pataleta del niño, si estos caen, y se pierden (eso sería una buena lección), sino, que le de a alguien en la cabeza, produciendo una herida prehistórica, que acabara, en pedirme  responsabilidad civil, por posesión de animales potencialmente peligrosos.

Intento no perder detalle de lo que relata mi amiga, mientras controlo a los dinosaurios, al niño, al zumo, al té, al café, al abrigo, que siempre,  está a punto de caer al suelo, al bolso, a los mocos,  a las continuas interrupciones de Tenedor, al niño de la mesa de al lado, que ha decidido,  que colarse debajo de la nuestra, e intentar sustraer los juguetes de mi hijo, es mejor que la conversación de su madre y sus amigas.

La mía, mira el reloj, ya se acaba el tiempo… tiene que recoger a su pequeño J, volver a casa, hacer la maleta, ¿ya?, pero si apenas  he podido decir más de dos frases seguidas.

Nos levantamos, despedida, y frase: “Te noto un poco alterada, tienes que tranquilizarte”….ains amiga… ¿alterada?, ¡estoy de los nervios! Esto, no ha sido tomar un café, sino, una prueba de paciencia…yo que venía dispuesta  a pasar un rato tranquilo en compañía…

Así que, hay veces, que tomar un café, es sinónimo de todo, menos de tomar un café. Habrá que adaptarse a los nuevos ritmos, pedir una cerveza (siempre mejor para charlas movidas), o dejar al niño en casa…y disfrutar de las viejas rutinas, de los antiguos ritmos… ¡de un café!

Caduca en…

Consumir preferentemente antes de…. Esta es una frase a la que le das importancia  a medida que creces.

A los 15 años, cuando iba a comprar, con mis amigas al supermercado, todo tipo de productos hipercalóricos, a ser posible con mucho chocolate, para contarnos las penas, arreglar el mundo y/o soñar con un futuro,   por aquel entonces muy lejano, nos lo llevábamos sin mirar, es posible,  que alguna vez nos hubiéramos comido algo caducado, entre risas, lágrimas, confesiones,  deseos, aciertos y fracasos.

Pero a medida que acumulas años, empiezas a fijarte en esas cosas, en la fecha , en los ingredientes, en las calorías…todo un nuevo mundo de datos aparecen a la vista, como si en tiempo atrás hubieran estado encriptados y ahora tus ojos fueran  capaces de leerlo, razonarlo, y darle importancia. Las etiquetas se hacen visibles, te preocupan la composición, la materia grasa, el nivel de fibra, de colorantes y estabilizantes.

Y como si de una revelación, algo espesa, se tratara, ves,  que todo tiene su propia fecha de vencimiento.  Algunos,  lo tienen más oculto, otros salta a la vista, pero en este vida todo caduca.

Y no solo hablo de la alimentación, mucho,  se ha comentado sobre obsolescencia programada, de los electrodomésticos, que se lo digan a mi lavadora, ni cinco años, y ya está en las últimas, o al aspirador de mano, no me duran más de tres, los móviles, y cualquier aparato, cuanto antes se rompan, más compramos, no?.

Parece que la humanidad, está más tranquila, si pone fechas de inicio y fin, a modo de ordenar, de clasificar…en muchas ocasiones, podemos acortar o alargar esas fechas.

Estudiamos Infantil tres años, primaria seis, secundaria cuatro, bachillerato dos, la carrera, lo que nuestra madurez y nuestras hormonas decidan, (son fechas aproximadas, ya sabemos que el político de turno, puede modificar esto a su antojo, poniendo la educación patas arriba, y volviendo locos a padres y alumnos)

Nos contratan, de forma indefinida, por obra y servicio, por campaña, por meses, (Esto no siempre se cumple, hoy por hoy, los contratos, no sirven de mucha orientación)

Nos casamos, hasta que la muerte nos separe, el amor se gaste, o la convivencia se vuelva insoportable…

Somos madres y padres hasta el fin de nuestros días, aunque nuestros hijos se emancipen,  o renieguen  de nosotros.

Somos jóvenes, hasta que tomemos conciencia de que hemos dejado de serlo, la jubilación llame a nuestra puerta, o viajemos con el INSERSO,  en lugar de con  Erasmus.

Nuestras vacaciones empiezan y acaban, aunque nos cueste aceptarlo.

Tenemos hipotecas y  compras a plazos, menos mal, que de algunas vemos el final.

Los libros se consumen a medias que pasamos sus hojas, las películas se van con los minutos, queda el consuelo de que  esto,  se puede repetir…

Hay amigos de una etapa, y otros que te acompañan todo del camino.

Abandonamos los zapatos cuando nuestro pie crece, o cuando ya están desgatados de tanto andar, cambiamos de ropa, por aburrimiento, por obsoleta, o porque  la talla pertenezca a otro yo…ese que no contaba calorías, ni le importaba…

Se nos pasan los años, los meses, las semanas, los días, las horas y los minutos.

Vemos como se agota nuestra copa de GT, el vaso con la refrescante Coca-Cola, damos el último mordisco a la tarta de chocolate, mojamos con  pan, el resto del huevo frito, masticamos es último pedacito de nuestro plato favorito, esa cucharada del final del bote de helado…

Renovamos nuestro permiso de conducir, nuestro DNI, nuestro pasaporte, alguno querría renovar,  la partida de nacimiento, pero esa fecha es intocable…aunque no queramos, nosotros también crecemos, nos caducamos…esa, es de la pocas fechas que no podemos predecir, ni controlar, y ya que los Mayas, se han equivocado, y seguimos en este mundo, que hemos sobrevivido a la Navidad , a la Nochevieja, y solo nos queda hacer lo propio con la cabalgata y el roscón de Reyes, vamos a aprovechar ,¡ Carpe Diem!….que  todo tiene un principio y un final…pero mientras estamos en el recorrido, ¡qué nos quiten lo vivido!

A por el 2013 con energía y ganas.

 

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